Resumen
En la casa de Macbeth, el castillo de Inverness, Lady Macbeth lee una carta de su esposo sobre su encuentro con las brujas. Ella se da cuenta de inmediato del significado de sus palabras proféticas y, al ser informada de que el rey Duncan realizará una visita real a Inverness, decide llevar a cabo el asesinato del rey para acelerar la profecía. Al hacerlo, insinúa que su esposo es débil: contiene demasiada «leche de la bondad humana». Cuando llega Macbeth de la corte de Duncan, trayendo noticias de la próxima visita del rey, su esposa le aclara sus planes.
Análisis
La carta, leída sola en el escenario por Lady Macbeth, reitera la profecía de las Brujas del Acto I. Significativamente, en su carta, Macbeth no dice nada sobre su profecía a Banquo; quizás ya tenga miedo de sus implicaciones. Igualmente significativo, establece a Lady Macbeth como su «compañera más querida en la grandeza». Efectivamente, se convertirá en su cómplice, pero mucho más que eso: además del propio golpe fatal, será la encargada de controlar las pasiones de Macbeth y, hasta cierto punto, sus acciones.
Inmediatamente después de terminar la carta, la mente de Lady Macbeth comienza a trabajar. Sus palabras «reflejarán» inquietantemente las de la profecía de las brujas. En este punto, la propia Lady Macbeth se ha convertido virtualmente en un agente del destino, al igual que las Strange Sisters. Pero inmediatamente sus pensamientos se vuelven hacia posibles fallas en su esposo. Está «demasiado lleno de la leche de la bondad humana» para cometer un asesinato; él haría ser grande, el haría tiene un puesto alto, el haría ganar esa posicin por error, pero en cada caso algn otro aspecto de su carcter no haría. En este caso, dice, solo hay una solución. Ella debe «verter [her] espíritus en tu oído». Cualquier miembro de la audiencia de Shakespeare que había visto su obra Aldea cuatro años antes habría sido más que consciente del significado de esta línea, ya que en esta obra el buen rey Claudio es asesinado con veneno administrado a través de la oreja. La escena se vuelve rápidamente más oscura.
Lady Macbeth es uno de los personajes femeninos más poderosos de la literatura. Encontrarla sola en el escenario significa que estamos al tanto de sus pensamientos más íntimos, llenos de imágenes de muerte y destrucción. Y cuando habla, en su siguiente soliloquio, de su «propósito fallido», sus intenciones se describen en los términos más grotescos y aterradores. Primero, le pide a los espíritus que literalmente la despojen de su feminidad, espesen su sangre y detengan su capacidad de llorar. Luego reza para que estos mismos espíritus malignos la chupen, convirtiendo lo que debería ser leche materna en «hiel» (amargura). Finalmente, llama a la noche misma para ocultar sus acciones en un «manto» de oscuridad. No es casualidad que estas últimas palabras hagan eco de las de Macbeth en la escena anterior: Shakespeare está creando un fuerte vínculo verbal entre marido y mujer que continuará a lo largo de la obra.
Cuando Macbeth entra en su castillo, su esposa lo saluda de una manera que recuerda nuevamente las palabras de las Brujas; en particular, las palabras «todo granizo» y «más allá» estremecen a la audiencia, ya que son las palabras exactas que las brujas le dijeron a Macbeth. El diálogo que sigue al encuentro inicial es trepidante, urgente e inquietante. Shakespeare usa saltos de media línea para intensificar el drama del momento, cada «cómplice en el crimen» recogiendo el ritmo del discurso del otro:
METRO: Mi querido amor,
Duncan viene aquí esta noche.
LM: ¿Y cuándo te vas de aquí?
METRO: Mañana, como él pretende.
LM: ay nunca
En caso de sol mañana ver!
Shakespeare usa la misma técnica inmediatamente después del asesinato.
En las líneas que siguen, Lady Macbeth utiliza varias metáforas significativas de ocultamiento: el rostro de Macbeth es como «un libro, donde los hombres/pueden leer cosas extrañas» (63-64); luego, en una referencia brillantemente irónica a la historia del Génesis, «Detén la flor inocente, / pero deja que la serpiente se ponga debajo de ella» (66-67). El aparente paraíso prometido por las brujas pronto se convertirá en un infierno. También se hace una observación psicológica importante: la propia Lady Macbeth no oculta sus sentimientos de la misma manera que lo hace Macbeth. Ella no está extasiada, simplemente práctica. La última línea de la escena, «Déjame todo lo demás a mí», tiene un tono bastante moderno. Con este imperativo contundente y escalofriante, Lady Macbeth completa su transformación de mujer a hombre. De ahora en adelante, ella juega un cambio de roles; ella adoptó el papel de «hombre de acción», obligando a su marido a adoptar un papel más pasivo de cómplice.
- Resumen y Análisis de Macbeth – Acto I Escena 1
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