Algunas reflexiones sobre el trabajo

¿Qué es el trabajo?

Pues menuda pregunta, dirás. Todo el mundo sabe que es el trabajo: Aquello que hacemos a cambio de una remuneración.

¿Pero realmente es tan simple?

En mi afán de definirlo todo, le he dado una par de vueltas al concepto y, de entrada me gustaría apuntar un par de ideas, a ver que os parecen.

Las tareas

Obviamente dejando de lado el ocio y las relaciones personales, en esencia, todo el resto de actividades que hacemos durante nuestro día a día se podrían conceptualizar bajo el nombre de «tareas».

Ahora bien estas tareas son de naturaleza muy diversa: probablemente la tarea de fregar el suelo será menos apetecible que la de charlar con un buen amigo, por ejemplo.

Eso me lleva a la siguiente idea.

Tipos de tareas

Todas esas tareas se podrían clasificar del siguiente modo:

[su_list icon=»icon: star» icon_color=»#95de94″ class=»font size: 25 pixels»]

• Tareas remuneradas
• Tareas no remuneradas

[/su_list]

Otra clasificación comprendería:

[su_list icon=»icon: star» icon_color=»#95de94″ class=»font size: 25 pixels»]

• Tareas neutras o desagradables
• Tareas satisfactorias

[/su_list]

Y, si unimos ambos conceptos, nos quedan finalmente cuatro tipos de tareas:

[su_list icon=»icon: star» icon_color=»#95de94″ class=»font size: 25 pixels»]

• Tareas no remuneradas neutras o desagradables
• Tareas remuneradas neutras o desagradables
• Tareas no remuneradas satisfactorias
• Tareas remuneradas satisfactorias

[/su_list]

¿ A dónde pretendo llegar con todo esto?

Pues simplemente quiero pararme a pensar en ello y reflexionar sobre algo que a menudo hacemos en piloto automático.

Pensar en qué tipos de tareas hacemos a diario nos ayuda a saber en qué ocupamos nuestro tiempo y, por ende, nuestra vida.

Se entiende que esta reflexión es plenamente subjetiva y personal.

Incluso una misma tarea, como por ejemplo preparar la cena podría ser para algunas de nosotras una «tarea no remunerada neutra» y para otras una «tarea no remunerada satisfactoria».

Nos toca a cada una de nosotras evaluarlas.

En resumen,

creo que un primer paso sería pararnos a pensar en cómo clasificamos todas estas tareas y un segundo paso consistiría en ver cómo invertimos nuestro tiempo diario en ellas y, por ende, cómo invertimos nuestra vida.

De este modo podremos decidir en que dirección queremos caminar con respecto a ese concepto tan ambiguo que conocemos como «trabajo».

Espero que os haya ayudado a reflexionar sobre el tema, era algo que me rondaba por la cabeza desde hace días y pienso que puede ser enriquecedor compartirlo con todos vosotros y todas vosotras.

Decidme, en el apartado de comentarios, si estáis de acuerdo con esta clasificación y si os parece útil.

¡Gracias por llegar hasta aquí!