Camilleri y Ferrante: cuando lo local se vuelve global (y lo petan)
Vale, hablemos claro: ¿cómo puede ser que dos autores italianos tan distintos como Andrea Camilleri y Elena Ferrante hayan conquistado medio mundo? Pues porque sus historias, aunque muy ancladas en lo local (Sicilia y Nápoles, casi ná), conectan con todo el planeta. Eso sí, no sin liarla un poco por el camino, sobre todo en lo que a traducción se refiere.
Camilleri y el caos lingüístico (pero con encanto)
Camilleri, con su querido inspector Montalbano, te lleva de paseo por una Sicilia llena de ironía, crimen y mucho dialecto. Es como si mezclara italiano con siciliano y una pizca de invención propia, todo para crear un idioma que sus traductores deben mirar diciendo: “¿y ahora qué hago con esto?”. Spoiler: lo han conseguido más o menos bien, pero no sin sudar la camiseta.
Ferrante, amistad y Nápoles con sabor universal
Ferrante, por su parte, va a lo emocional: su serie de L’amica geniale (la amiga genial) es un viaje por la vida de dos amigas que crecen en un Nápoles posguerra, con sus dramas, sus luchas y sus momentos de “esto ya lo he vivido yo”. Aunque mete palabras en napolitano, lo hace más como ambientación, sin volver loco al lector… ni al traductor.
Traducir lo imposible (o casi)
¿El problema? Que traducir no es solo pasar palabras de un idioma a otro. Con Camilleri, hay que decidir cuánto sabor local mantener sin perder al lector. Con Ferrante, el reto es conservar la fuerza emocional sin sonar forzado. Cada uno con su estilo, pero los dos complican (y enriquecen) la vida de quienes los traducen.
Cuando lo “muy italiano” se vuelve un hit mundial
El caso es que tanto Montalbano como L’amica geniale han tenido un éxito brutal fuera de Italia. ¿Por qué? Porque aunque están llenos de referencias locales, hablan de cosas que cualquiera puede entender: amor, muerte, familia, amistad, corrupción… el menú completo. Eso los convierte en ejemplos perfectos de literatura “glocal”: nacen en un lugar muy concreto, pero se entienden en cualquier parte del mundo.
En resumen…
Camilleri y Ferrante no solo escriben buenas historias. También nos enseñan que lo auténtico, lo que tiene raíces, puede llegar muy lejos si se traduce con cariño y cabeza. Y de paso, nos recuerdan que la literatura, como la pizza, puede ser local y global al mismo tiempo. Y estar deliciosa.
Referencia: Segnini, Elisa. «Andrea Camilleri’s Montalbano and Elena Ferrante’s L’amica geniale: the afterlife of two ‘glocal’ series». Universidad de Glasgow.

Soy Nayat, y aquí mezclo sin pudor mis obsesiones literarias: desde artículos bien pensados sobre literatura “seria” (con comillas, porque a veces se pasa de intensa) hasta mis series favoritas del momento. Todo, por supuesto, bien ordenado en listas —porque nada me da más paz mental que ver los libros colocaditos en su sitio. También vas a encontrar recursos gratuitos, recomendaciones y alguna que otra joya inesperada. Bienvenida a este rincón donde el caos literario se convierte en puro disfrute. Puedes saber más sobre mí aquí.