Robin Hobb: Dragones, magia… ¡y colonialismo encubierto!

Cuando piensas en Robin Hobb, seguro que te viene a la cabeza una épica aventura de dragones, magia, traiciones y emociones a flor de piel. Pero ojo, porque Hobb no solo nos lanza hechizos literarios: también mete un buen zasca camuflado al colonialismo. Y lo hace con tanta sutileza que te das cuenta después de llorar por tu personaje favorito.

Así que ponte tu mejor capa de reflexión crítica, porque hoy no venimos a montar dragones: venimos a desmontar imperios.

El Reino de los Ancianos: no solo paseos en barquito mágico

Hobb no se limitó a construir un mundo lleno de ciudades de cuento y bichos fantásticos. El Reino de los Ancianos es como un espejo mágico (pero de esos que no siempre te dicen que eres el más guapo): bajo su barniz de aventuras épicas, se esconde una crítica bastante afilada al colonialismo clásico de “hola, somos exploradores pero en realidad venimos a llevárnoslo todo».

Mercaderes de Navíos Vivos pone el foco en el comercio, la explotación y esa manía histórica de ir a saquear lugares “exóticos” como quien va de compras sin tarjeta de crédito.

Puerto de los Mercaderes: más turbio que las aguas del puerto

¿Unos barcos mágicos que heredan sentimientos de familia? Suena bonito… hasta que ves que los mercaderes de Puerto de los Mercaderes tratan a sus barcos como mercancía de lujo y negocian con culturas indígenas como quien cambia cromos. Vamos, lo de siempre: civilización para unos, expolio para otros.

Spoiler: los indígenas de las Lluvias del Bosque no están nada contentos. (Y nosotros tampoco cuando entendemos la metáfora).

Lluvias del Bosque: si te suena a ecopocalipsis, no vas mal

Las Crónicas de las Lluvias del Bosque nos enseñan un clásico de la historia humana: «vemos un lugar bonito y místico… y lo destruimos para rascar cuatro perlas mágicas». Hobb no necesita moralinas de manual: simplemente te pone delante de un paisaje desolado para que veas que, cuando la codicia lleva el timón, la naturaleza paga el pato.

Los Condenados: identidad, magia y persecuciones estilo “caza de brujas”

Si pensabas que Hobb solo hablaba de colonización de tierras, agárrate: también mete caña al colonialismo cultural.
Los Condenados son personas con una habilidad mágica (fusionarse mentalmente con animales) que, casualmente, son perseguidos, estigmatizados y tratados como salvajes. ¿Te suena? Exacto: aquí Hobb está hablando de cómo se han tratado a las culturas indígenas en la vida real. Un puñetazo emocional servido con toda la delicadeza de su pluma.

Borrado cultural: más sutil que un saqueo, igual de devastador

En los Seis Ducados, la memoria cultural se borra despacito, sin necesidad de espadas: basta con invasiones, olvidos programados y mucha burocracia. Pero no todo está perdido: personajes como Althea y Malta nos muestran que navegar entre identidades puede ser doloroso, sí, pero también una forma poderosa de resistencia.

La moraleja: la humanidad, ese bicho raro entre la destrucción y la empatía

El mensaje final de Hobb es claro como el agua (esa que no deberían haber contaminado en las Lluvias del Bosque):
Los humanos podemos ser capaces de atrocidades… pero también de compasión, redención y cambio. Si queremos.


Fuente de sabiduría literaria (y de pasarte la vida reflexionando después de leer fantasía):

Critiques of colonialism in Robin Hobb’s Soldier Son trilogy, Helen Young

Deja un comentario