Stephen King y W. B. Yeats: cuando la Torre Oscura se levanta sobre versos proféticos

Una conexión literaria que atraviesa los siglos (y los mundos paralelos)

En el universo narrativo de Stephen King, pocas cosas son casuales. Y mucho menos lo es que uno de los poetas más enigmáticos del siglo XX, William Butler Yeats, se haya colado —con toda su simbología, su misticismo y sus cataclismos— en el corazón mismo de su saga más ambiciosa: La Torre Oscura.

¿Y qué tienen en común un poeta irlandés obsesionado con el caos del mundo y un escritor de Maine que escribe con ritmo de metrónomo de taquicardia? Pues mucho más de lo que parece. Aquí te lo cuento, con mapa, linterna y un poco de magia literaria.

El apocalipsis según Yeats… y King

Todo empieza con un poema:

“Things fall apart; the centre cannot hold; / Mere anarchy is loosed upon the world…”
W. B. Yeats, “The Second Coming”

Esta joyita apocalíptica es el abracadabra de King. La cita aparece en Apocalipsis (The Stand), esa novela en la que un virus se carga al 99% de la humanidad y el resto se reparte entre hippies místicos y demonios vestidos de vaqueros. Pero Yeats no está ahí solo para decorar. King lo toma como brújula, como advertencia, y como el eco perfecto de ese caos primigenio que atraviesa todas sus historias. Porque sí: el centro se desmorona… y el pistolero ya viene en camino.

La Torre Oscura: fanfiction filosófico a lo King

La Torre Oscura es muchas cosas: saga de aventuras, western metafísico, meditación sobre el destino, carta de amor a la literatura y, en muchos sentidos, el núcleo interdimensional de toda la obra de King. ¿Y qué tiene que ver Yeats aquí?

Pues todo.

Las torres que aparecen en los poemas de Yeats, cargadas de misterio, simbolismo y ruina, resuenan en la Torre de King como una especie de “corazón del todo”. Donde Yeats veía un mundo al borde del colapso, King levanta una estructura mítica que sostiene no solo sus libros, sino toda la ficción como concepto.

Roland Deschain, el protagonista, es una especie de caballero de leyenda con alma de antihéroe existencial. Y lo que persigue no es solo una torre física, sino la idea misma de sentido. Vamos, que si Yeats hubiese escrito narrativa épica con armas y puertas mágicas al Bronx, probablemente habría creado algo muy parecido.

Las conexiones más jugosas (y algunas que dan escalofríos)

🔮 Conexiones incidentales: el guiño literario

A veces es una cita directa. Otras, un eco temático. Y muchas veces, King lanza al lector lecturas invisibles, guiños que solo captan quienes conocen bien a Yeats: palabras, símbolos, atmósferas. Como si te dijera: “Eh, si pillas esto, bienvenido al club de los lectores obsesivos. Si no, sigue leyendo, igual se te pega algo por ósmosis.”

🌀 Conexiones estructurales: el espejo poético

¿Sabías que el concepto del “giro en espiral” de Yeats (su sistema esotérico de historia cíclica) encaja perfectamente con cómo King estructura sus mundos conectados? El viaje de Roland no es lineal, es un bucle. Un retorno. Una espiral que te devuelve al punto de partida… pero ya no eres el mismo.

💀 Conexiones temáticas: el arte, la muerte y el fin del mundo

Tanto Yeats como King escriben sobre lo inevitable: la descomposición del orden, el precio del poder, el arte como arma, y el eterno conflicto entre lo que fuimos, lo que somos y lo que podríamos ser si el mundo no se desmoronara cada dos minutos. La búsqueda de Roland no es solo geográfica. Es espiritual. Y Yeats, desde su rincón de la historia, parece decirle: “No hay redención sin caos, colega.”

Esto no es un homenaje: es una conversación

Lo más hermoso de todo esto es que King no usa a Yeats como simple decoración cultural. Lo lee, lo digiere, y dialoga con él. Como si estuvieran compartiendo mesa en un bar interdimensional, intercambiando frases sobre el destino, el arte y lo jodidamente complicado que es ser humano.

La Torre Oscura no es solo una saga fantástica: es también un intento de responder preguntas que Yeats dejó abiertas hace cien años. Preguntas sobre el orden del universo, el papel del escritor y el fin de los tiempos. Porque al final, ambos hablan de lo mismo: del vértigo de vivir en un mundo que está, constantemente, a punto de desmoronarse.

Conclusión: cuando el centro no se sostiene, busca la torre

La relación entre Yeats y King es una muestra de cómo la literatura trasciende géneros, épocas y estilos. Yeats escribió poesía en medio de guerras y visiones proféticas. King construyó multiversos con pistoleros que cargan más culpa que balas. Pero ambos —cada uno a su manera— nos hablaron del miedo, del arte, y de la belleza que hay en seguir adelante cuando todo tiembla.

Y tú, lector o lectora, si algún día sientes que el centro no se sostiene, recuerda esto: hay una torre en algún lugar. Y aunque no sepas si existe de verdad, vale la pena caminar hacia ella.

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