Muerte en el Nilo: Misterios, pistolas… ¡y postcolonialismo!

Agatha Christie, reina indiscutible de los misterios (y de dejarnos sospechando de la señora de la tetera), no solo sabía dónde esconder un cadáver: también, sin quererlo mucho, nos dejó pistas de cómo Oriente y Occidente se miraban de reojo en su época. Y Muerte en el Nilo no es solo un «¿quién mató a quién?», sino también un «¿quién ve a quién como un decorado exótico?».

El arte de construir “al Otro” (spoiler: no salimos muy bien parados)

En Muerte en el Nilo, Christie no se limita a plantar asesinatos en camarotes de lujo. También, consciente o no, nos sirve una buena ración de orientalismo: Egipto y su gente aparecen como un fondo misterioso y pintoresco… mientras que los personajes occidentales brillan en primer plano con su drama burgués y su equipaje de Louis Vuitton. Vamos, que el paisaje es bonito, pero las personas locales… más bien accesorio decorativo.

¿Dinámicas de poder camufladas entre momias, tesoros y escalinatas de hotel? Claramente sí. Edward Said estaría en su casa aplaudiendo como en un concierto de rock.

🚂 Y hablando de todos los libros de Agatha Christie…

¿Quieres una guía para no perderte entre crímenes, pastitas de té y detectives que lo saben TODO?

La jugada orientalista según Said (y por qué nos importa)

Tomando prestada la lupa de Edward Said (sí, el de Orientalismo, ese librazo que todos deberíamos leer y luego presumir en cafés hipster), podemos ver que Muerte en el Nilo encaja en un patrón grandote: representar Oriente como misterioso, peligroso y un pelín atrasado, mientras Occidente se pone el traje de racionalidad y modernidad como si fuera un smoking de gala. ¿Christie lo hizo adrede? Probablemente no. ¿Pero su novela refleja la mentalidad de su tiempo? Absolutamente.

¡Busca otro!

¿Pero Occidente era taaaan perfecto? Spoiler: tampoco

Eso sí, Christie, que de tonta no tenía ni un pelo, también mete el dedo en la llaga occidental. Sus personajes guiris no son precisamente santos: son codiciosos, rencorosos y a veces bastante torpes. Es decir, que aquí nadie sale ileso. La novela, sin necesidad de sermonear, nos invita a ver que las cosas no son blanco y negro. Ni en el amor, ni en los crímenes… ni en las colonizaciones culturales, amigos.

Leer con gafas postcoloniales (queda bien y, además, es útil)

Ver Muerte en el Nilo desde una perspectiva postcolonial le añade capas muy jugosas a la historia. No solo disfrutas del «¿quién empujó a quién al Nilo?», sino que también te planteas preguntas más profundas sobre raza, identidad, poder… y sobre cómo seguimos arrastrando estos temitas hoy en día. Porque lo que pasaba entre Oriente y Occidente en 1930, spoiler, todavía colea bastante.

En resumen: Agatha, la novelista sin querer queriendo socióloga

Así que la próxima vez que leas Muerte en el Nilo, recuerda: no es solo entretenimiento de lujo y asesinatos de alta costura. Es también un espejo bastante afilado de su época… y del mundo en el que seguimos navegando hoy.


Fuente:

  • Zengin, Mevlüde: Western Self Images in Agatha Christie’s Death on the Nile: A Postcolonial Reading

Deja un comentario