Reseña de In Playtime por H. Maynard Smith: Ligereza y encanto en el ensayo según Virginia Woolf

Mr. H. Maynard Smith es un escritor tan refinado y sofisticado que criticar sus ensayos en In Playtime (Oxford; Blackwell. Londres; Chapman y Hall. 3s. 6d. net) resulta una tarea ingrata, tan inútil como, podríamos decir, buscar precipicios en una bola de billar. ¿No sabe él exactamente lo que quiere hacer, y no están sus habilidades perfectamente ajustadas a su propósito? Su teoría, o mejor dicho su receta, es que un ensayo debe ser ‘escrito para entretener’, probablemente con ‘un lápiz en la cama’; no debe ser ni demasiado elaborado ni profundo, sino breve y posiblemente agradable. Se puede escribir sobre compras, decoración o Noche de Reyes de Shakespeare, siempre que se mantenga un tono urbano y benevolente.

Sin duda, si se juzga bajo estos cánones, Mr. Maynard Smith tiene éxito. No dice nada que despierte ideas latentes en el lector, pero consigue que tenga sueños agradables. Sus opiniones sobre todos los temas son tan sensatas, amables y, si no exageramos, de tan buen gusto. Las madres deben hacer que las vacaciones sean agradables para sus hijos; las cocinas pueden embellecerse sin gran gasto; los calentadores de cama no deben vestirse con cintas y colgarse en el comedor. Los comedores, como sabemos, son lugares donde se come comida saludable y se recibe a antiguos amigos de la universidad.

Para evitar caer en la insipidez, el Sr. Smith escribe con un ligero toque de humor, y su estilo cumple con sus propios estándares. Su inglés es tan fluido que sugiere la misma comodidad que recomienda, y su leve optimismo resulta tan reconfortante como el ronroneo de un gato al fuego o el silbido de una tetera. Y, lo que es más, estamos seguros de que él mismo sería el primero en apreciar la comodidad y la paz doméstica implícitas en tales metáforas.

VIERNES, 5 DE ABRIL DE 1907

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